Nota Diario El Día 15/07/2010

UN PROYECTO DE DOS FACULTADES
Más de 200 productores recibe créditos de la Universidad
Se trata del Banco Social que apunta a ayudar a quinteros y mejorar la calidad de vida de sus familias

Más de 200 pequeños productores de la Región reciben los microcréditos que entrega el Banco Social, una iniciativa de la facultad de Agronomía y de la cátedra de Economía Agraria de Veterinaria, que nació en 2004 "a partir de 2 ó 3 personas" y que el año pasado se convirtió en un proyecto de extensión interdisciplinario de la UNLP.

La idea surgió para contrarrestar las graves consecuencias de la crisis de 2001, cuando, tras detectar que la falta de acceso a las fuentes formales de financiamiento y las cadenas de comercialización eran las principales trabas de los productores familiares, aquellas personas decidieron crear "la primera y única experiencia en el país de una entidad de microcrédito implementada desde una facultad".

Lidia Fernández de El Peligro, también participa de la feriaEl proyecto involucra a profesores, estudiantes y pequeños productores hortícolas, frutihortícolas y floricultores de Berisso, El Pato, Arana, Los Hornos, Colonia Urquiza, El Peligro y Berazategui, y hasta el momento entregó más de US$ 100.000.

"En 2004, sin muchas expectativas, esos 2 ó 3 compañeros solicitaron un subsidio a Desarrollo Social", cuenta la docente de Veterinaria Mariana Barros, y recuerda que "en mayo del año siguiente se lo otorgaron. Eran 45.000 pesos".

Barros relata que "el gestor de la idea fue Sergio Dumrauf, un profesor de Economía Agraria de Veterinaria, y se vehiculizó en Agronomía, a través de la prosecretaría de Desarrollo Social y Comunitario".

Leónidas Velázquez de Colonia Urquiza, vende plantas aromáticasCasi todos los productores familiares con quienes trabajan arrendan las parcelas. "El espíritu colectivo está en la base de la iniciativa, de modo que los microcréditos se entregan a (23) grupos de entre 4 y 14 integrantes. En total son unos 200, pero a ellos hay que sumarles las familias, pues en general son varios los que se dedican a laborar la tierra", comenta.

Los primeros microcréditos son de mil pesos, que ascienden a dos mil cuando se renuevan. "Es poco, pero les sirve para no salir del circuito de producción. Compran semillas, fertilizantes y vuelven a sembrar", explica.

Subraya que "no se toman garantías prendarias, la garantía es el grupo. Siempre se trata de vecinos o conocidos que se apoyan mutuamente, por lo que si surge algún problema, se resuelve", asegura Barros al ser consultada sobre los índices de morosidad. Y especifica que "la devolución se realiza en 11 cuotas mensuales sin intereses y con las 3 primeras de gracia".

Fueron recibiendo distintos subsidios, hasta que en 2007, con la sanción de la ley nacional de microcréditos, la iniciativa se expandió. Se organizaron consorcios de gestión y el Consejo de Productores, "un espacio para repensar la propuesta entre los técnicos y los emprendedores".

Así nació una idea integral, de la cual participan veterinarios, agrónomos, abogados, contadores y trabajadores sociales. Surgió la feria -"como una herramienta para evitar la enorme cadena de intermediación"- y la capacitación en derecho de tierras -"los engañan mucho con los alquileres"-, manipulación de alimentos, monotributo y formación de cooperativas.

PRODUCTORES Y CLIENTES

"Tengo 66 años y hace 66 que trabajo la tierra", dice riendo José Lazarraga, quien llegó desde Tucumán a los 25 y cultiva 4 hectáreas con hortalizas orgánicas, junto a su mujer y "un muchacho", en una quinta del Parque Pereyra. "Esta es mi vida", define, y asegura que "si no fuera por ellos (en referencia a los impulsores del banco) no estaría acá. Antes no tuve ayuda de nadie", enfatiza.

Leónidas Velázquez cultiva plantas aromáticas y plantines para interior y exterior en Colonia Urquiza. "Estamos empezando y no tenemos conocimiento comercial, por lo que ésto es una muy buena ayuda", dice y cuenta que junto a él trabaja toda la familia. Respecto de las ferias, señala que "para comer nos dan seguro".

Velázquez destaca el trabajo del INTA, al igual que Lidia Fernández, quien compone el grupo Andaluz que nuclea a 11 familias de productores hortícolas de El Peligro. "Antes aprendíamos día a día por cuenta propia; ahora, todas las semanas vienen los técnicos a asesorarnos y a colaborar con el tratamiento del agua, que es un tema vital para esta actividad". "Acá nos valoran más que en los grandes mercados. Nosotros vemos los precios que manejan y no lo podemos entender", enfatiza.

El ex profesor de la facultad de Derecho Luis García Leiva sale de Agronomía con varias bolsas llenas de mercadería. "Es la segunda vez que vengo, porque encontré variedad, calidad, precio y buena atención, que es lo que busca todo cliente", asegura.


http://www.eldia.com.ar/edis/20100715/educacion0.htm

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